La inmigración a Estados Unidos está repuntando después de una fuerte desaceleración de dos años, pero es poco probable que el repunte cubra la brecha generada por la pandemia debido a la persistente escasez de empleados en las industrias que dependen de los extranjeros.
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Casi un año después de la reapertura de las fronteras de Estados Unidos, los trabajadores no estadounidenses están llegando a un ritmo ligeramente inferior al visto por última vez en 2019, según un análisis del profesor de economía de la Universidad de California en Davis, Giovanni Peri.
Sin embargo, en junio había un déficit de 1,7 millones de inmigrantes en edad de trabajar viviendo en Estados Unidos de los que habría habido si la inmigración hubiera continuado al ritmo anterior a 2020, dijo. De ellos, unos 600.000 tienen estudios universitarios.
Según Peri, «a menos que pongamos más recursos para procesar esto o ampliemos el número de visas, no creo que vayamos a ponernos al día, vamos a seguir creciendo, pero no vamos a recuperar esta brecha que perdimos durante el Covid».
El déficit de mano de obra, ha hecho que los empresarios estadounidenses tengan dificultades para contratar y mantener a sus empleados durante los dos últimos años, y que los sectores de la construcción, la hostelería y los servicios – que históricamente dependen de un mayor número de inmigrantes – se vean muy afectados.
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